La presidenta del PRO iniciará mañana una recorrida por la costa y realizará charlas con dirigentes políticos y sociales. Sus vínculos dentro de Juntos por el Cambio y los posibles juegos de alianzas.
En el noveno capítulo de la segunda temporada de la serie Better Call Saul, Chuck McGill le dice a su hermano Jimmy «nadie nunca te acusó de ser vago». Sin un cargo en el que gestionar, pero muy activa desde que Cambiemos dejó el gobierno nacional, esa frase también podría ser dicha a Patricia Bullrich, que iniciará mañana una recorrida por doce localidades de la costa atlántica bonaerense.
Una suerte de lanzamiento estival de su figura, aunque, claro, sin candidaturas sobre la mesa. Nadie se anima a arriesgar en enero de 2022 que aparecerá en una boleta en octubre de 2023, pero todos trabajan con ese horizonte.
En concreto, la presidenta del PRO iniciará mañana su recorrida que la llevará a Chascomús, General Lavalle, Santa Teresita, Mar de Ajó, San Bernardo, General Madariaga, Pinamar, Villa Gesell, Mar de las Pampas, Mar del Plata, Balcarce y Miramar.
No estará sola, sino que en esos encuentros dialogará con vecinos y empresarios locales. También estará junto a dirigentes políticos y sociales afines a sus ideas. Entre ellos, el filósofo Santiago Kovadloff, el bailarín Maximiliano Guerra y el médico Carlos Kambourian. También habrá algunos de sus amigos del PRO, como Hernán Lombardi y los intendentes Martín Yeza, Guillermo Montenegro y Javier Iguacel.
Este plan veraniego coincide con cierta reaparición de un nombre propio, el de Mauricio Macri. Hace unos días, Emilio Monzó había dicho a La Nación que el ex Presidente «es el dirigente con más votos en una interna de Juntos por el Cambio». En la misma línea se pronunció hoy Humberto Schiavoni, quien sostuvo a CNN Radio que «está mal hablar de candidaturas ahora, pero no se puede excluir a Macri de las PASO».
Para la ex ministra de Seguridad no es un detalle. Macri y ella tienen afinidad ideológica y apuntan a un electorado similar. Halcones dentro del PRO, tiran centros a Javier Milei y al resto de los libertarios y desconfían de la efectividad de planes de consenso propuestos por las palomas. Es decir, si Macri o Bullrich quieren ir a una PASO y ser competitivos, necesitan que el otro no se presente, ya que se dividirían al electorado y favorecerían a las eventuales postulaciones más «moderadas». En concreto, la de Horacio Rodríguez Larreta.
Pero en el ecosistema de Juntos por el Cambio hay más actores. Fuera del PRO, los radicales están envalentonados después de unas elecciones legislativas que los encontró con mayor peso relativo y con algunas figuras nuevas, como Facundo Manes. Además del neurocientífico, el otro que pretende encabezar la boleta presidencial es Gerardo Morales.
El gobernador de Jujuy había sido cuestionado por Bullrich en una reunión de mesa nacional del espacio por el intento fallido de diálogo con el Gobierno. Después del último desplante oficialista, el propio Morales se cansó y cargó su artillería contra la Casa Rosada, por lo que recompuso su lugar internamente. Todos coincidieron en no comerse más amagues de diálogo que no son tales.
Bullrich y Morales se conocen hace tiempo. En la época de la Alianza, ella fue ministra de Trabajo y él ocupó el cargo de secretario de Desarrollo Social. Bullrich conoce bien a la UCR y se diferencia de buena parte del Pro en un punto: les reconoce el rol que tuvieron durante el gobierno de Cambiemos. El apoyo brindado desde la calle Alsina, sobre todo en la peor época de la administración de Macri, es reconocido por Bullrich.
Si bien Morales se reunió hace unos días con Rodríguez Larreta -un cónclave de palomas para algunos-, el jujeño se resiste a encuadrarse detrás del jefe de Gobierno. Su discurso federalista colisiona con la posibilidad acompañar una nueva candidatura de un alcalde porteño a la Casa Rosada, como sucedió con Fernando De la Rúa y Macri. Y ahí es que pueden volver a confluir los intereses de los presidentes del PRO y la UCR.
La ex diputada y ministra iniciará su plan estival de recorridas. Sus opositores, igualmente, propondrán completar la frase que Chuck le dijo a Jimmy: «Nadie nunca te acusó de ser vago. Sí de todos los demás pecados, pero no de ese»