Jorge Paredi transita su cuarto mandato al frente del municipio costero. En diálogo con Infobae reveló detalles de su relación con Cristina, recordó las dificultades de Daniel Scioli y anticipó la fórmula presidencial peronista que imagina para 2023
El martes 12 de enero, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, arribó a Santa Clara del Mar para ser parte de un encuentro al cual asistieron los intendentes de la Costa Atlántica junto a varios ministros de su gabinete. Tras la reunión, Jorge Paredi, intendente de Mar Chiquita, tomó el micrófono y dijo: “Este es mi último mandato y me retiro, como Carlos Tévez en Boca después de ganar la Copa Libertadores”.
Aquel mediodía, su chispa despertó una sonrisa en el gobernador bonaerense y una mueca cómplice entre los presentes. Su gracia no llamó la atención de quienes lo conocen: “Jorge siempre es así”, aseguran desde su entorno. Suele contar anécdotas y trazar paralelismos constantes con el fútbol y Boca Juniors, su gran pasión. Tal es así que su despacho está rodeado de pelotas, las cuales entrega y regala en cada acto político que realiza o del que participa.
Paredi también guarda en la oficina municipal su foto más preciada, la cual data del 15 de agosto de 1981, momento en el que el Xeneize -con Diego Armando Maradona a la cabeza- ganó el Torneo Metropolitano. En la imagen se lo ve siendo parte de los festejos, llevando en andas al 10: “Ese día fui al palco con un amigo. Ni bien terminó el partido y escuché el silbato del árbitro salté a la cancha. Justo estaba Diego ahí, en ese sector. Lo agarré y lo levanté, lo toqué, le hablaba, pero no recuerdo qué le dije”, reveló a Infobae.
Una foto para el recuerdo: la consagración de Boca y el festejo de Paredi junto a Diego Maradona
El hombre de 69 años, nacido en General Pirán, conocido entre los suyos como “Pitingo”, actualmente atraviesa su cuarto mandato como intendente luego de derrotar en 2019 al jefe municipal saliente, Carlos Ronda. Se mudó a la ciudad de Buenos Aires a los 18 años y se convirtió en un “burgués bancario”, como cuenta, antes de casarse y tener tres hijos varones. En 2003 regresó a Mar Chiquita para cumplir su sueño de ser intendente.
—Comenzó al frente de Mar Chiquita en 2003, junto a Néstor Kirchner. ¿Cómo lo conoció?
—Me lo presentó Duhalde en 2003. Un día lo llevó a San Vicente y dijo: “Muchachos, acá tengo al candidato”.
—¿Cuál fue su primera reacción?
—Y, para nosotros al principio era una incógnita. Después nos dimos cuenta de que el flaco era un fenómeno. Había sido intendente, gobernador… Tenía el ejercicio que queríamos escuchar. Gobernar con Néstor fue más sencillo que con Cristina.
—¿Por qué?
—Porque era mucho más sencillo. Siempre digo que fue el mejor presidente que tuvo Argentina después de Perón. Néstor interpretaba bien la cosa pública y sabía pelearse con un empresario.
—¿Personalmente qué recuerda de él?
—Mirá, en 2009, cuando se discutía la ley de matrimonio igualitario, yo era intendente. Nos citó Julián Domínguez, que era ministro de Agricultura y Ganadería, y nos dijo que Néstor quería hablar con 12 intendentes. Yo estaba en ese grupo. Cristina era la presidenta y él nos recibió en Olivos. Le pregunté si podíamos opinar o estábamos ahí sólo para escuchar. Pero dejaba hablar.
El intendente de Mar Chiquita asegura que es su último mandato en el municipio
—¿Y qué le dijo?
—Que si le parecía que era momento de meternos con ese tema. Acabábamos de salir del conflicto del campo, meternos en otro quilombo, con la Iglesia en contra. Le pregunté por qué no lo dejábamos para más adelante.
—¿Qué respondió?
—Me dijo: “Escuchame, bostero. Este no es un tema de dinero. Hay homosexuales en todos los pueblos, en todas las ciudades. Este tema en cuatro días se termina”.
—¿Qué te quiso decir?
—Que no era un tema económico como sí lo había sido el del campo. Que era el momento de hacerlo. Un tema social. Tenía razón él. Mirá, yo hablé con Néstor el 25 de octubre de 2010, dos días antes de su muerte. Lo llamé al teléfono de Olivos. A veces el flaco te atendía y a veces no. Lo llamé porque habíamos terminado la ruta de Santa Clara a Mar del Plata. Y le insistía a Oscar Parrilli que pusiera una fecha para que viniera Néstor a inaugurarla, porque él me había dado la plata.
—¿Le contestó?
—Me atendió un secretario y me dijo que se lo iba a transmitir. A las 17 de ese mismo día yo estaba saliendo de una clínica, bajaba la escalera, sonó el teléfono y me pasaron con él. Néstor respondió: “Escuchame, te va a llamar Parrilli. El 15 de diciembre estamos allá. Voy a ir”.
—Cristina Kirchner finalmente viajó ese día para la inauguración de la ruta.
—Claro. Y Cristina lloró cuando yo le conté la anécdota. Se ve que le comentó en El Calafate lo que habíamos hablado. Y Cristina vino, hacía 45 días que había muerto Néstor.
Junto a Cristina Kirchner, el 15 de diciembre de 2010
—¿Con Cristina Kirchner como presidenta cómo era su relación?
—Distinta. No llegabas a tener relación con ella. Es difícil. Ella de política no hablaba, después de que murió Néstor perdimos esa interlocución. Él la ayudaba mucho, estaba detrás de todos los temas. No sé qué hubiese pasado en 2015 si estaba vivo, yo creo que él era el candidato.
—¿Y con Daniel Scioli? Fue gobernador provincial entre 2007 y 2015.
—Y como todos, Scioli era un buen tipo pero terminábamos yendo al gobierno nacional porque no encontrábamos que él nos diera recursos. Kicillof, además de ser el preferido de Cristina, tiene caja propia. Yo a Scioli lo llamaba y te decía que sí, pero después no la tenía la plata, te mandaba a ver a Julio de Vido.
—¿Y por qué pasaba eso?
—Porque no le daban bola. Porque el gobierno de Cristina lo tenía con la soga al cuello. Hoy la Provincia es distinta, tiene recursos propios. Yo a Kicillof lo elogio porque estoy seguro de él. Es joven, se toma el trabajo de preguntar, me toma a mí igual que al de La Matanza o al de Lomas de Zamora. Es muy justo, lo veo como una nueva manera de hacer política.
—¿Lo conoció a Alberto Fernández durante esos años?
—No. Lo conocí en un congreso en 2018, cuando aún no era candidato a presidente. Y le regalé un libro que escribí sobre mis años como intendente de Mar Chiquita.
—¿Cómo evalúa su gestión?
—Lo poco que lo conozco y he tratado a sus ministros creo que va a ser necesaria una reelección de Alberto. Tiene equilibrio, tiene que acertar las variantes económicas. Me parece a mí que va a ser necesaria una continuidad. Las cuestiones políticas que se armen tendrán que ser con un aspirante a vice que no será Cristina.
—¿Cristina Kirchner no?
—Cristina no va a ser. Está dando los mensajes para empujar al hijo. Veo factible que Máximo Kirchner sea el candidato a vicepresidente de Alberto en 2023.
Paredi señala otra foto de los festejos del Metropolitano del 81 en el que levantó en andas a Maradona
En “Desde Adentro”, libro que publicó a fines de 2018, cuenta sus experiencias como intendente y narra una serie de anécdotas enmarcadas en cada año de su gestión. Entre ellas una con Felipe Solá, gobernador bonaerense entre 2003 y 2007: “En 2004 lo fui a buscar al aeropuerto de Mar del Plata y lo llevé en el auto municipal agarrando todos los pozos que había entre el acceso de la Ruta 2 y Santa Clara. Solá me dijo: ‘¿Por dónde me traés?’. Y le contesté: ‘¿A vos te parece Felipe, que vos podés ser gobernador y yo puedo ser intendente con una ruta como esta?’. No nos quedó otra que repavimentar el acceso de 11 kilómetros”.
—¿Imaginaba que iba a ser intendente?
—Sí, y siempre me empujaron los que estaban acá. En 2003 tuve una crisis matrimonial, que duró unos meses, porque le dije a mi mujer que me tenía que seguir. Y ganamos y vinimos a vivir acá.
—¿Cuánto le dolió perder las elecciones de 2015?
—Mucho. Aparte había ganado las PASO. Yo pierdo y lloro, no me gusta perder. En 2001 fui a una elección acá porque se había muerto el intendente, y perdí. Y le dije al que ganó: “En dos años nos vemos”. Soy un tipo que cuando pierde acepta la derrota pero busca la revancha. Ahora, el único que me dijo que perdía las elecciones 2015 fue mi hijo menor. No la alcancé a ver.
—¿Es más difícil ser intendente de un municipio chico?
—La gente te ve y quiere que les soluciones todos los temas. A veces es desgastante. En los municipios más grandes pasás desapercibido. Pero como realización personal puedo decir que en un municipio como Mar Chiquita podés hacer muchísimas cosas. Yo tuve la suerte de gobernar con Néstor y Cristina. Soy muy defensor del territorio.
—¿Qué fue lo más extraño que le pidió un vecino?
—Una vez vino una madre, enojada. Le habíamos dado casas a dos de sus hijas. Y estaba muy mal porque a la tercera no le habíamos dado. El enojo era superior a la satisfacción de que las otras hijas sí tenían casa.
—¿Y alguna anécdota pintoresca?
—Bueno, justamente por el tema de las casas daba audiencias. Y un día un vecino me dice: “Intendente, le tengo que pedir algo. El comedor”. Le pregunto: “¿Cómo el comedor? Si ya te dimos la casa”. Y me mostró los dientes, le faltaban dos, me pedía la dentadura.
FUENTE INFOBAE