Has recorrido un largo camino, muchacho; podría decirse del intendente de Castelli Francisco Echarren quien en enero de 2015 bautizó a un barrio de 83 viviendas como Julio De Vido en agradecimiento a las gestiones del ex ministro de Planificación kirchnerista aunque después, le cambió de nombre al barrio y hasta el mismo se cambió de partido político.
Julio De Vido ya está en su chacra de Zárate, tras ser excarcelado ayer en la causa de las fotocopias de los cuadernos, aunque debe cumplir prisión domiciliaria por la causa de Río Turbio.
Pero volvamos a Echarren quien sobre De Vido expresaba en 2015: “Siento mucho orgullo de compartir sueños y militancia con un hombre como Julio que acompañó a Néstor desde el comienzo y hoy acompaña a nuestra Presidenta dejando la piel todos los días por sus convicciones y para que el proyecto nacional cambie definitivamente la República Argentina”.
En ese entonces el fundador de Oktubres aseguraba a la agencia Telam: “La creación de este grupo de intendentes jóvenes surgió de la convicción de defender a nuestra Presidenta y asumir la responsabilidad histórica que la misma Cristina Fernández de Kirchner nos generó; ella espera esto de nosotros y no le podemos fallar, ni a Cristina ni a la memoria de Néstor”.
Pero a finales de 2016, apenas un año después, Echarren se sumó al gobierno de María Eugenia Vidal como subsecretario de Tierra, Vivienda y Hábitat.
Además, al barrio que había denominado Julio De Vido le puso René Favaloro, omitiendo quizá que el principal deudor de la fundación del reconocido médico argentino que se quitó la vida con un disparo en el corazón, era el PAMI que en ese entonces conducía Horacio Rodriguez Larreta y del cual Vidal era responsable de RRHH. Echarren pasaba a formar parte de Cambiemos y homenajeaba a una de las víctimas de esa gestión. Un blef si se quiere, teniendo en cuenta los desaciertos de sus últimos años de vida política.
Más temprano que tarde, Echarren regresó al peronismo y hasta armó Incluir, una suerte de escuelita de doctrina sobre la que este medio ya había consignado sus flaquezas.
Excluido de las listas grandes y de la alta política, se recluyó en la intendencia y ahora ve con estupor como ese De Vido que homenajeó primero y quiso borrar después; sale en libertad. “Borrar con el codo tiene estos riesgos”, confió casi riendo un dirigente que fue cercano a su gestión.